miércoles, 9 de diciembre de 2009

La noche nos come vivos, estamos atrapados entre blancas sabanas dejando que el roce de nuestros cuerpos diga mas que las palabras, un beso se escapa, una caricia trata de atrapar al fugitivo pero es tarde ya ha logrado su cometido. Una dulce sonrisa el premio, una mirada penetrante me observa, solo contemplo su rostro, mi cuerpo aun cubierto de telas quiere reventar, el deseo brota por mis poros y no puede ser controlado más por la razón, se libera. Las caricias comienza a ser mas veloces, el viento sopla con mas fuerza, el ambiente transfigurado acompaña el baile de los dos cuerpo que se funden en uno, los besos son la válvula de toda una pasión guardada y es ahí justo en ese momento en el que esta todo listo cuando reacciono y despierto.




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